Dada la efectividad comprobada en reducir significativamente la transmisión del COVID-19, el uso del tapabocas se ha convertido en obligatorio en muchos países como parte de la primera línea de defensa contra el virus. La demanda también se ha visto impulsada por el creciente reconocimiento público de la necesidad de protegerse contra otros contaminantes nocivos del aire, especialmente entre quienes padecen enfermedades respiratorias y alergias. El resto del mundo ahora sigue el ejemplo de Asia, donde durante décadas la gente ha llevado tapabocas para protegerse de la propagación de virus y la contaminación.
Como es lógico, el sistema de suministros pre-pandemia ha sido incapaz de satisfacer este repentino aumento de la demanda. Para evitar una crisis causada por la escasez en la cadena de suministro mundial, los gobiernos han fomentado la fabricación local de tapabocas. Innumerables empresas han respondido a la llamada y han acudido a cubrir esta necesidad.
Muchas de estas empresas no cuentan con experiencia en la fabricación de equipos de protección individual (EPI) y necesitan reajustar sus líneas de producción para fabricar tapabocas. Otras empresas son nuevas y tienen que desarrollar su capacidad de fabricación desde cero.\ Pero ambas se enfrentan al mismo reto: mientras se preparan rápidamente para la producción, ¿cómo pueden garantizar con celeridad y seguridad que sus tapabocas cumplen con la normativa en este mercado tan regulado?
Para fabricar tapabocas médicas (FFP2) que cumplan con la normativa, no solo hay que invertir en la maquinaria adecuada y establecer los procesos correctos. Cada mascarilla debe, además, mostrar de forma clara e indeleble la información reglamentaria, como la marca CE.
Normalmente, las codificadoras industriales son máquinas complejas que requieren técnicos para su instalación y formación para su manejo. Eso requiere tiempo y dinero. No obstante, existe una alternativa. Las impresoras compactas edding han sido diseñadas para ofrecer la máxima facilidad de uso y vienen equipadas con todo lo necesario. De este modo, cualquiera puede configurarlas y empezar a imprimir en cuestión de minutos, sin necesidad de un técnico ni de entrenamiento exhaustivo. La información que se va a codificarse puede cambiar en segundos a través de la pantalla táctil integrada, un navegador web o incluso el teléfono móvil.
Y, gracias al profundo conocimiento en tintas de edding, puede estar seguro de que las tintas utilizadas no son tóxicas y pueden soportar fácilmente la humedad que se genera dentro de una mascarilla.
Para hacerlo aún más fácil, las impresoras compactas edding están disponibles tanto para alquiler como para compra, sin compromiso mínimo ni obligación y con la opción de cancelar de un mes a otro.
Para hablar con nosotros sobre cómo podemos ayudarle, póngase en contacto mediante este formulario.
Estos son algunos ejemplos de nuestras impresiones:
*Según un estudio de MarketsandMarkets en su informe de octubre de 2020, se prevé que el mercado de las tapabocas pase de 737 millones de dólares en 2019 a 3021 millones de dólares en 2025; alcanzando un pico de 22 143 millones de dólares en 2021.